jueves, 3 de abril de 2008

La profesora (e il profesore)

La semana que viene vuelvo a dar clases. Sí, soy La Profesora y el año pasado tuve al mejor grupo que he tenido en cuatro años: Mis Alumnos Favoritos. Este año no sé lo que me traerá la suerte.

Andaba yo recordando mis aventuras y desventuras en el aula (porque mi último curso lo dí en diciembre y una tiene la inquietante sensación de estar 'desentrenada') cuando mis ojos han tropezado con una entrevista a Umberto Eco, autor de 'El Nombre de la Rosa' entre otros libros, renombrado miembro del colegio de Patafísica y profesor de Semiótica.

Si alguien es capaz de explicar bien cómo me siento al ser profesora, ése es Umberto. Il Profesore.

Pocas veces se habla de usted como profesor. ¿Qué aprendió para enseñar? Ante todo, sigo aprendiendo. El primer curso que di como profesor versó acerca de la poética de Joyce, que aparece en Obra abierta. Conocía el argumento, pero al empezar a dar clase me di cuenta de que no sabía nada sobre el tema. Aprendí, y sigo aprendiendo. Cuando escribes un libro puedes aparentar que sabes mucho, pero en clase es distinto. Lo que hice desde aquella primera experiencia es hablar a partir de los libros que iba a escribir, no de los libros que había escrito. Quiero decir que mi relación con los estudiantes siempre ha sido una relación de aprendizaje, porque enseñándoles aprendo yo también.

Una relación de ida y vuelta. Una relación erótica, porque la de un profesor con un estudiante es como la relación de un actor con su público: cuando sales a escena es como si salieras por primera vez, y tienes la sensación de que si no has conquistado al público en los primeros cinco minutos, lo has perdido. Eso es lo que yo llamo una relación erótica, en el sentido platónico del término. Además, hay una relación caníbal: tú comes sus carnes jóvenes y ellos comen tu experiencia. Hay gente infeliz que pasa los primeros años de su vida con gente más joven que ellos para poderlos dominar, y cuando envejecen están con gente más anciana que ellos. A mí me ha pasado lo contrario: cuando yo era joven estaba con gente mayor que yo para aprender, y ahora, teniendo estudiantes, estoy con jóvenes, que es una manera de mantenerse joven. Es una relación de canibalismo, nos comemos el uno al otro. Por eso no he dejado, a pesar de mi jubilación, de tener una relación universitaria.

Para los que sois alumnos, pensad que los profes somos de carne y hueso y con miedo escénico pero disimulamos muy bien, jaja... porque alguien tiene que ser el capitán (o capitana) del barco que surca el aula.

Y si has visto la película 'El Nombre de la Rosa' y te ha gustado, lee el libro. Es mucho mejor que la película. Te lo dice La Profesora.



3 comentarios:

Anónimo dijo...

Aquí la menda se leyó el libro y vio la peli... me encantó.

Pues mira ahora entiendo perfectamente lo que es sentirse profesor ;)

Seguro que estarás genial y en los cinco primeros minutos ya habrá empezado el canivalismo :D

Un besote guapa

Bego dijo...

Jo manenes me ha encantado este articulo, ya sabes q yo soy "profesorcilla" si es q se puede hacer diminutivo de esa hermosa profesion. Sin titulo llevo años en la Academia dando clases y es cierto: siempre siempre aprendes, existe esa interrelación y cada dia es un misterio... ASi como cada curso, cuando t enfrentas por primera vez a los alumnos y trastas de evaluar lo q vas a encontrarte con ellos.

El Nombre de la Rosa me encantó ^^

carmncitta dijo...

ummmmm me tengo que leer ese libro :D